miércoles, 15 de abril de 2009

Publicidad comercial, símbolos patrios y difamación. Una de ¿Censura diplomática?

Buena nos la hizo ahora el embajador mexicano en Madrid, Jorge Zermeño, con su posición respecto a la publicidad comercial del rey de las tortas gabachas. Por si Ud., finísime lectur, tenía duda de cuánto tiempo libre tiene alguien dedicado a la diplomacia mexicana, el fulano éste que "asegún" despacha los asuntos de las relaciones bilaterales México-España -sabrá dios cómo y con qué calidad- nos ha regalado una carretonada de evidencia.


Y es que se necesita ser caradura para gastar tiempo, recursos y energía en emitir un posicionamiento tan contundente en nombre del Pueblo (así, con mayúsculas) de México sobre la publicidad comercial que Ud. aprecia aquí a nuestra izquierda. A lo mejor es la subjetividad de vivir en la Cd. de México o será que acabo de regresar de vacaciones y estuve con la familia o tal vez que me vale un carajo lo que haga o deje de hacer burger king, el punto es que no veo de plano lo difamatorio, ofensivo ni lascivo de la publicidad esta. Que si somos chaparros, pus lo somos. Que si usamos ponchos, pus cada vez menos, pero pus sí. Que si nos gusta la lucha libre, pus nos gusta. Que si somos panzones, pus lo somos (y si no, basta ver las estadísticas y resultados de la encuesta nacional de salud pública sobre obesidad). Dicho esto, de plano no veo cómo esa publicidad sea merecedora de peticiones por parte de alguien que hace las veces de diplomático.

Y alguien me dirá: es que incrementa un estereotipo. Naaaa, también lo hace Speedie González y no veo a la Canciller mexicana pidiéndole al Cartoon Network que retire la emisión de esas caricaturas. Vamos, abusan del estigma miles de películas y no veo a la Cancillería pidiéndo a una distribuidora que detenga la difusión de una obra cinematográfica. ¿O será que el embajador es víctima de esa visión estupida y desaterrizada de lo mexicano como mestizo o, peor, casi europeo que hace que la publicidad comercial nos presente a delgades, afinades y caucásiques modeles en la tele y los espectaculares urbanos?

Si el embajador, con todo lujo de despropósito, cree que presentar esa imagen es denigrar lo mexicano que se entere de una buena vez que también lo hacen en Polanco, sobre la gente de Tepito, lo hacen mis alumnes de la Ibero sobre la raza de la UNAM (y sobre mi mismo les racistoides) y seguramente lo hace su familia (no la suya estimade lectur, sino la del descriteriado embajador) sobre las criadas y el chofer (así, ellas y él). La cosa es sencilla, esa publicidad puede ser de mal gusto, si le parece, pero no me venga con cuentos de que es denigrante de la cultura mexicana y mucho menos que agravia la imagen internacional del país.

Eso sí, el Licenciado, que todo lo ve medio truncho, considera que una intervención tan decidida de alguien que no deja de pertenecer al Estado mexicano con tanta presión y fuerza, "invitando" a alguien a que deje de emitir un mensaje es una nueva forma de censura. Digámosle: censura diplomática.

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