viernes, 9 de enero de 2009

El buen Kanouté. Una de libertad de expresión, censura y futbol

Póngase Usted a imaginar, estimade lectur, que un buen día se le afinan las patas de tal forma que le resultan casi, casi tan nobles como sus brazos (esto es bueno, claro está, suponiendo que goza Ud. de meridiano control de sus extremidades superiores). Siga imaginando que, entonces, lo reclutan en un club de futbol, que le pagan miles de euros por correr como gacela del discovery channel y que -Ud. que por gozar de buena condición atlética no carece de cierta noción intelectual- se entera que los partidos en los que participa son transmitidos a millones de hogares en todo el mundo.

Con este telón de fondo, un buen día, cuando el mundo está de la tuna, le entra a Ud. una jiribilla de esas que los sicólogos de mi pueblo aún no han bautizado, no por otra razón, sino porque no la han estudiado y probablemente la desconozcan. El punto es que Kanouté, moreno delantero del Sevilla del futbol español y que naciera varios años atrás en Malí, tras marcarle un gol al Deportivo se levantó la camisa del uniforme. El acto semidesnudista fue hecho, según me dijo el Licenciado, no para mostrar su abdomen de modelo de infomercial de abstrainer, sino para mandar un mensaje por la vía de una camisa con una linda leyenda. La playera -remera, en otras latitudes- decía: Palestina (y otros trazos en árabe que todavía no sé qué dicen, aunque supongo que lo mismo).


Y resultó que el Comité de Competición de la RFEF (que seguramente no fue elegido democráticamente, que son monarquistas y que, además, apuesto lo que me queda de sensatez a que son una bola de machos blancos, mayores todos de sesenta años) me lo va sancionando con 3,000 euros. Así, primero, como si en Palestina no pasara nada y, segundo, como si el Kanouté no tuviera un resto de ampollas y el consabido pie de atleta como resultado del sufrido esfuerzo para ganar esos 3,000 euros.

Total que, poniéndonos 30 segundos serios, de plano me pregunté si el régimen especial de privación de libertades cívicas más esenciales que viven los futbolistas tiene algo de censura o de irregular. La mera verdad, sepa la bola y como estoy en el último día de vacaciones no me quise poner a reflexionar. Pero le dejo aquí tres ideas que me saltaron.

1.- Fíjese cómo los dueños (siempre son hombres) de los clubes les pueden colgar en el pescuezo a los futbolistas la marca que se les venga en gana, qué más da que se trate de una compañía petrolera que está acabando con medio planeta o de una empresa transnacional que apoyó alguna dictadura militar en un país del cono sur. El persigue pelotas se tiene que quedar callado y tendrá que posar sonriente con el letrero del gentil "esponsor".

2.- Y no ha visto Ud. fine y distinguide lectur, que luego hasta las directivas de los clubes los hacen salir con pancartas en apoyo a causas nobles y hasta pedir que cese la violencia o los secuestros (como pasó en México).

3.- Aaaah... pero si lo hace sólo, toma chango tu banana: 3,000 euros de multa.

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