viernes, 29 de agosto de 2008

Homo Videns vs. Homo Bloggens


Homo Videns vs. Homo Bloggens,
Crónica no autorizada del debate entre Giovanni Sartori y el Licenciado (y la licenciada también).




El escenario

El segundero del reloj acaba de dar el grito de asalto y pronto serán las 8 pm (20:00 hrs. o las 20 000 horas naúticas). El Museo de Antropología luce galante. Tremendo. La visita de uno de los más destacados politólogos contempóraneos, aún en vida, ha llenado todas y cada una de las butacas instaladas ex profeso para el suceso (me dijo el Licenciado que los polítologos muertos y los no natos no suelen hacer visitas y tampoco participan en debates).

Salta al escenario el florenciano con todos sus doctorados honoris causa (incluido el recién otorgado el año pasado por la UNAM) y también con la bola de años que le son inherentes (nació en 1924) y que le han dado sabiduría o al menos el privilegio de armar polémica cada que abre la boca (recuerde el revuelo en nuestro país cuando le hizo un apéndice a su libro Ingeniería Constitucional sobre el caso mexicano). Del otro lado sale el Licenciado, trae en la cartera su cédula profesional, la que lo acredita precisamente como Licenciado, expedida, eso sí, por la Secretaría de Educación Pública. No más. No hay más.

Modera el debate la destacada intelectual del movimiento Neo-neo: Adriana Abascal (quien después de la fama que le diera el certamen intelecto-estético Señorita México a la postre protagonizó un lindo escándalo respecto a la herencia del magnate del mechón sensual -Emilio Azcárraga- con su hijo -no de ella, sino de él- aunque posteriormente emigró a Europa donde terminó estudios de filosofía, comunicación de masas y análisis del discurso. Se doctoró con la tesis "La tradición del pretexto mexicano en la teoría de la argumentación, una aproximación epistemológica al: Te juro que no es lo que parece").

El primer diálogo

No nos agotemos en lo superflúo, lo importante es el debate (éste, aunque también el petrolero). La primera tanda argumentativa corre a cuenta del autor de ¿Qué es la democracia? Lúcido, como es, abre el debate:

-Se dice que en las últimas décadas el progreso tecnológico nos ha sumergido en la edad cibernética, desbancando a la televisión. En efecto hemos pasado, o estamos pasando, a una edad en la cual, los medios de comunicación son mumerosos y la televisión ha dejado de ser la reina de esta multimedialidad. El nuevo soberano es ahora el ordenador [la compu]. Pero no acumulemos demasiadas cosas. El televisor es un instrumento monovalente que recibe imágenes con un espectador pasivo que lo mira, mientras que el mundo multimedia es un mundo interactivo (y, por tanto, de usuarios activos) y polivalente (de múltiple utilización) cuya máquina es un ordenador que recibe y transmite mensajes digitalizados.

Entonces ¿está superada la televisión? si la comparación se establece entre máquinas, entonces la máquina superior es, sin duda alguna, el ordenador. Pero, así como la radio no ha sido anulada por el televisor, no hay razón para suponer que la televisión será anulada por Internet. Creo que este es el primer punto a agotar ¿la relación ente dos máquinas debe medirse o no por las propias cualidades que les atañen o a partir de una valoración de las relaciones circulares que construyen con sus usuarios?

Interviene la Abascal, y le da la palabra al Licenciado. Todo un mexicano de cepa, el Lic comienza su intervención de la siguiente manera.

-Por principio de cuentas quiero agradecer infinitamente el honor y el inmerecido privilegio para participar en este debate. Acudo en mi humilde calidad de interesado en los blogs como instrumentos de comunicación. Pero uno no puede dejar de aprovechar el momento para reiterarle al Dr. Sartori la inmensidad de la admiración que se le tiene. Permitame Dr. Sartori decirle que he leído toda su obra, es usted un fenómeno de nuestro tiempo, en el mejor sentido de la palabra. Por tal razón, no puedo sino rendirle un homenaje y discuparme por el atrevimiento de acudir aquí, sin credenciales suficientes, a intercambiar algunos despropósitos frente a su talentosisíma participación. Quiero también agradecer a Adriana por moderar los tiempos y las intervenciones, a mi equipo de colaboradores por ayudarme en la presentación de los argumentos que a continuación escucharán y a todos a los que han alimentado mi discusión de manera inderecta y sin saberlo, me refiero a los autores de blogs. También quiero felicitar a los organizadores del evento, es sin duda un espacio sin precedentes en la discusión sobre las nuevas tecnologías, la comunicación y la naturaleza humana.

Ya se iba a arrancar el Licenciado con sus argumentos, cuando Adrianita lo atajó y dijo sutilmente: tiene la palabra por el siguiente minuto, el Dr. Sartori.

El revire

-Gracias por los saludos. Reciba también mi respeto. Decía pues, que en lo que hace a las máquinas nos enfrentamos sin duda a un fenómeno. Aún así, en comparación con la revolución industrial, la invención de la imprenta y el progreso de las comunicaciones no han encontrado hostilidades relevantes; por el contrario, siempre se han aplaudido y casi siempre han gozado de eufóricas previsiones. Cuando apareció el periódico, el telégrafo, el teléfono y la radio, la mayoría les dio la bienvenida como "progresos" favorables para la difusión de información, ideas y cultura.

Por qué es relevante esto para nuestro tema, porque esto no necesariamente aplica a la televisión. La televisón no puede ser tratada por analogía al resto de las innovaciones de comunicación. Es decir, la televisión no es una prolongación y una mera ampliación los instrumentos de comunicación que le han precedido. La televisión, nos aventuramos es una novedad radicalmente nueva. La televisión no es un anexo; es sobre todo una sustitución que modifica sustancialmente la relación entre entender y ver. La televisión no es sólo un instrumento de comunicación; es también, a la vez, paideía, un instrumento "antropogenético", un medium que genera un nuevo ánthropos, un nuevo tipo de ser humano.

El tiempo para la exposición de Sartori se había agotado. Con todo, como Adriana estaba verificando que la sombra estuviera en su lugar y que el rimmel jugara ese papel sútil para destacar sus ojos y favorecer la silueta que describe sus largos párpados, pero siempre de forma natural, aunque sin ocultar el arreglo, ni cuenta se dio. El licenciado estaba haciendo rollito la tarjeta que le dieron para hacer notas.

Sartori continuó:

-Volviendo a nuestra comparación entre máquinas vale replantearse la pregunta ¿Está o estará superada la televisión? Cuando hace apenas cincuenta años de su aparición, la televisión ya ha sido declarada obsoleta. Como decía, las nuevas fronteras son Internet y el ciberespacio, y el nuevo lema es "ser digitales". El salto es grande y la diferencia es ésta: que el televisor es un instrumento monovalente que recibe imágenes con un espectador pasivo que lo mira, mientras que el mundo multimedia es un mundo interactivo (y, por tanto, de usuarios activos) y polivalente (de múltiple utilización) cuya máquina es un ordenador que recibe y transmite mensajes digitalizados. Así como como la radio no hsido anulada por el televisor, no hay razón para suponer que la televisión será anulada por Internet. Ya que estos instrumentos ofrecen productos diferentes, está claro que pueden estar al lado el uno del otro. No se trata, pues, de superación, sino de protagnoismo.

Internet, la red de las redes es un prodigioso instrumento multitarea: transmite imágenes, pero también texto escrito; abre el diálogo entre los usuarios que se buscan entre ellos e interactúan; y permite una profundización prácticamente ilimitada en cualquier curiosidad (es como una biblioteca universal, conectada por diferentes mecanismos). ¿Pero en qué compite Internet con el televisor? Si es en entretenimiento no es tan seguro que venza a la televisión. Por tanto, en la medida en que Internet es una diversión, un entretenimiento, la televisión resultará vencedera entre los "perezosos" o las personas cansadas que prefieran el acto de mirar, mientras que Internet triunfará entre los "activos". Dado que el homo sapiens ha entrado en crisis de pérdida de conocimiento y capacidad de saber, mi tesis es la previsión del centralismo de la televisión, así, la televisión seguirá siendo el centro -en detrimento de la cibernavegación y de sus sirenas.

Hasta aquí el tiempo de su intervención, expresó una Adriana ya con cara de sueño y los ojos con el párpado desplegado cuán grande es. Por favor Licenciado.

Sartorí:

-Gracias, fue un placer. Espero que la discusión de para una réplica.

El Licenciado estaba tratando de distraer de su mente el nerviosismo. No había dicho nada aún de lo que tenía preparado. Sentía que perdía el debate. Buscó sus notas y se dio cuenta que estaban ilegibles, pues con los nervios las enrolló, doblo, cuadriculó, las destruyó, pues. De pronto la sangre hirvió en su cuerpo y la iluminación llegó. Sabía que tenía las palabras exacas y se arrancó a decir:

-Decidí iniciar con hacer expresos mis respetos hacia Ud., Dr. Sartori, no por salamería, lambisconería, arrastraje o sumisión, sino porque lo que diré parte de la consideración de que es Ud. un ser respetable. Yo, Dr. Sartorí, veo un México con hambre y sed de justicia, un México de gente agraviada por las distorsiones que impone la ley, quienes deberían de servirla. Pero a pesar de ello, Dr., sé que México es siempre fiel, que va arriba y adelante y que la solución somos todos. Pero Ud. construye una división en la humanidad, la de los perezosos y los activos. Los que ven tele y los que usan Internet. Lo peor, quiere traer ese divisionismo a México. Yo le contesto, a Ud. Dr. Sartori: yo no odio, soy un hombre feliz. Mis compatriotas también lo son, son hombres y mujeres felices. Si la guerra en el mundo es entre televidentes e internautas, para nosotros, no. Para nosotros es contra la pobreza y la marginación, contra el narcotráfico y el desempleo. Gracias.

El colofón

Adriana tenía en el rostro la emoción hecha color de piel. ¡Qué cosa! Qué palabras tan bonitas. La sensibilidad del Licenciado tocó sus más sensibles fibras. El auditorio estaba anonadado. Los aplausos no paraban, no paraban. El Licenciado alzaba los brazo con las palmas orientadas hacia su espalda con pequeños movimientos oscilatorios hacia atrás y adelante. Después juntaba ambas manos (describiendo una A mayúscula) y aceleraba la pequeña oscilación en tres o cuatro repeticiones. Sartori desconcertado trataba de identificar si habría momento para contestar a aquello o si los vivas y el "que sí, que no, que como chingaos que no, el licenciado, el licenciado, ra ra ra" significaban algo. Cuando se apagaron las luces y una guapa edecán le llevó un ramo de flores, una caja de madera y una charola de dulces vernáculos mexicanos, entendió que eso, había terminado.

Seguimiento en prensa

Al día siguiente, los periódicos dieron cuenta del debate. Tres encabezados para cerrar esta crónica. El Universal: "La televisión triunfará: Sartori"; La Jornada: ""El Licenciado llama a la unidad mientras un extranjero invita al divisionismo"; Reforma: "Sartori señala que la solución es más inversión de IP en comunicaciones"